sábado, 21 de mayo de 2016

Lila Fucsia (Parte II)

A Lina no le agradan los términos académicos, prefiere los discursos de la gente. Ella considera que las identidades de género no binarias siempre han existido. Las mujeres machorras y los hombres afeminados siempre han estado ahí, lo que pasa es que ahora tienen una forma de nombrarse y por eso la gente cree que apenas ahora existen. 


Le encanta leer y estudiar sobre estos temas, pero no le gusta que la academia le ponga un nombre, cuando la misma academia jamás le ha dado las posibilidades de estudiar y crecer a las personas Queer. 

"Las maricas de la calle, aguantan hambre, putean desde muy pequeñas y a la academia nunca le ha interesado. Ellas no se nombran como Queer, sino como Trans, Pirobas, Putas y otro tipo de formas que la academia desconoce". 

Lo que le molesta a Lila de la academia es que se apropia del discurso de las personas, para entenderlas, pero en ese proceso callan las voces de la comunidad. Para Fucsia las personas Queer han existido y existirán con o sin la academia. No importa como les nombren o como les entiendan, simplemente existen.

Una de las cosas más ofensivas para ella, es que alguien de afuera, de la academia, pueda decirle a alguien que está adentro de esto: es que no, usted no es piroba, ese término tan feo no, usted es Genderqueer.  

Y le molesta que la Corte o los legisladores, jamás reconocerán la identidad de estas personas, pues es consciente de que no van a permitir que en una cédula aparezca PIROBA o PUTA. Sin embargo, reconoce que trabajos como estos son necesarios y que a veces es importante alearse con la academia, para que el Estado reconozca ciertos derechos, al menos que reconozcan que existen otras identidades.  Le parecería fantástico que la corte avalara un tercer género, para que otras personas puedan existir. Para ella es una lógica de la realidad, pues la realidad existe en cuanto la nombramos, y si no la nombramos no existe. 
"Mientras a las personas Queer no nos nombres, no existimos. Seguiremos marginados, en los barrios más pobres, donde nadie nos ve, donde a nadie le importa si estamos vivos o muertos".  

Me cuenta que los Trans siempre han sido un grupo de personas vulnerables, pues la violencia intra-familiar y social, ha generado que la habitabilidad de la calle sea casi que una obligación y  ejerzan la prostitución. Es importante que la gente entienda que las personas Trans no es que quieran putear, es que les toca. 

Lila trabaja con chicas trans de la calle y la mayoría no tienen cédula, porque no quieren algo que no las representa, pues no tiene ni el nombre ni el sexo de ellas. Por lo que no tenían acceso a un hospital. Nos cuenta que muchas de estas personas no quieren llevar ni siquiera los apellidos de la familia que durante mucho tiempo las violentó, que las echo de sus casas e incluso en ocasiones intentaron matarles. 

Incluso narra el caso de una chica que fue golpeada y le partieron un diente, no la atendieron en ningún hospital y después de seis meses tuvo una infección que avanzó hasta el punto de que murió.

Lina Fucsia habla de tantas cosas de la realidad, que la academia pasa por alto y vale la pena analizar y profundizar.